De Juan XXIII a Francisco
Hoy se
cumple medio siglo de la muerte del beato Juan XXIII, il papa buono . El
13 de marzo fue elegido Francisco, nuevo obispo de Roma. Ambos manifiestan la
Iglesia del amor.
Juan fue Papa de 1958
a 1963. El 11 de octubre de 1962, al inaugurar el Concilio Vaticano II
(1962-1965), invitó a emplear la medicina de la misericordia. Por la noche dijo
a la multitud: "Vayan a sus casas, hagan una caricia a sus niños y
díganles: ésta es la caricia del Papa". El 17 de marzo de 2013, en su
primer Ángelus, Francisco llamó a descubrir la ternura de Dios. Cada vez que
recorre la Plaza San Pedro bendice a los niños y abraza a los enfermos.
Ambos fueron elegidos
a los 76 años. Nacieron en familias sencillas: uno en Sotto il Monte, pueblo rural
de Bérgamo, Italia; otro en una capital del Sur poblada de inmigrantes. Se
acercaron a sus pueblos: Roncalli en Venecia (1953-1958), Bergoglio en Buenos
Aires (1998-2013). Sus nombres trazan programas. Ángelo tomó el nombre de Juan
Bautista, el precursor, y de Juan Evangelista, el discípulo. Jorge se animó a
llamarse Francisco por el pobre de Asís.
Ambos escucharon la
palabra de Jesús bendito: "Estuve preso y me visitaron". En la
Navidad de 1958, Juan visitó la cárcel romana; el Jueves Santo, Francisco lavó
los pies a jóvenes internados. En el radiomensaje del 11 de septiembre de 1962,
Juan afirmó que, en los pueblos subdesarrollados, la Iglesia es de todos, en
especial de los pobres. El 20 de marzo, ante periodistas, Francisco postuló una
Iglesia pobre para los pobres. La pobreza -humildad, austeridad, servicio- es
signo de credibilidad. La vida sencilla de ambos convalida su autoridad.
Juan inició el
Concilio Vaticano II, gran don de Dios a la Iglesia del siglo XX y brújula para
el siglo XXI. El Vaticano II volvió a las fuentes y orientó una oportuna puesta
al día. Renovó la vida del pueblo de Dios e impulsó el diálogo con la
modernidad. Sirvió a los fieles las mesas de la palabra de Dios y de la
liturgia renovada. Recuerdo que llegué a la primera comunión con el catecismo,
el misal latín/español y el rosario. Después del Concilio los niños reciben el
Evangelio en la catequesis y participan de la eucaristía en castellano.
Francisco, un obispo conciliar, llama a volver al Evangelio y lidera la reforma
para una nueva evangelización.
En cada década ambos
papas impulsan el intercambio ecuménico por la unión de los cristianos; el
diálogo interreligioso con el judaísmo, el islam y las religiones; la causa de
la paz. Roncalli fue representante pontificio en Bulgaria, Turquía, Grecia y
Francia. Fomentó el encuentro entre las culturas. Desde Estambul ayudó a salvar
a muchos judíos de la Shoá. Lo ha documentado la Raoul Wallernberg Foundation,
que hace días lo propuso como "justo entre las naciones".
En aquel tiempo, Juan
recibió el Premio Balzan de la Paz porque buscó la distensión entre las
superpotencias de Kennedy y Kruschev. Afirmó que toda guerra es injusta en la
era nuclear. Su última encíclica se tituló Paz en la tierra , un eco del
canto navideño "gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los
hombres". Su secretario, don Loris Capovilla, me contó que fue gestada en
1962 ante la crisis de los misiles en Cuba. Fue el primer documento dirigido no
sólo a los católicos, sino a todos los hombres de buena voluntad. Juan confiaba
en la capacidad de razón y de bien de todo ser humano. Se envío a jefes de
Estado y al secretario general de la ONU.
La Pacem in terris
enseñó que la paz se edifica sobre cuatro pilares: verdad, libertad,
justicia y amor. La convivencia nacional e internacional se funda en la verdad,
debe respetar íntegramente las libertades, requiere el orden de la justicia,
exige ser animada por la solidaridad. Analizó tres signos de esta época: el
protagonismo de las mujeres, los derechos de los trabajadores, la emancipación
de los pueblos. Anticipó cuestiones globales: el respeto a las identidades, la
reciprocidad entre los Estados, los intercambios libres de bienes, servicios y
capitales, la crítica al equilibro armamentista del terror, la necesidad de
instituciones mundiales, la solidaridad internacional. Afirmó la dignidad de la
persona como base de la sociedad, los derechos humanos, el equilibrio entre
derechos y deberes en una ciudadanía responsable, el derecho natural de los
migrantes a circular libremente, el control de los actos de gobierno en la
democracia, el equilibrio republicano entre los tres poderes.
La encíclica llamó a
colaborar entre los partidos para forjar políticas de Estado. Distinguió entre
teorías filosóficas y movimientos históricos cuando en Italia surgía la
cohabitación entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. Ese mensaje
sigue vigente para los argentinos de buena voluntad. La paz social pide respeto
por la verdad pasada y presente, diálogo ciudadano en libertad, justicia social
y judicial, amor para querernos más. En cambio, una política de muerte, que
suprime de forma real o simbólica al adversario, es la muerte de la política.
En 1963, el papa
bueno dejó la escena del mundo. Desde ese año hay una capilla dedicada a él en
Flores, hoy barrio papal. En 1964, Jorge, un joven jesuita, comenzó a enseñar
literatura. Tal vez haya comentado la frase "los hermanos sean
unidos", del poema nacional. En 2002, siendo arzobispo, escribió una
pastoral desde el Martín Fierro , símbolo de la cultura del encuentro.
Desde el 13 de marzo se llama Francisco.
En 1959, Juan XXIII
imaginó el Concilio como un nuevo Pentecostés del espíritu de Dios. Dijo:
"La Iglesia no es un museo arqueológico que debamos conservar, sino un
jardín abierto. Es la fuente de agua fresca en medio de la plaza del pueblo
para que todos puedan beber en ella". Hoy, Francisco, renueva la fuente
del agua viva en la gran plaza del mundo.
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