CONOCIENDO AL PAPA BUENO (Parte II)
(Gentileza del
Seminario Catequístico Arquidiocesano Juan XXIII)
Nuestro querido seminario
cumple en 2013 sus primeros 50 años y por eso queremos ayudarnos a profundizar
la vida de Juan XXIII. Para ello nos basamos en el libro “Juan XXIII” de Mario
Benigni y Goffredo Zanchi, con prólogo de Loris F. Capovilla quien fuera
secretario del Papa.
El bautismo en Sotto il Monte
Volvemos un poco atrás a la tarde del 25 de
noviembre de 1881 en que lo bautizaron…
se demoró la celebración porque hubo que esperar al párroco que estaba en una
reunión en un pueblo vecino. Ángel José
el primer varón luego de tres niñas y su padrino –el tío Javier- lo consagró al
Sagrado Corazón al concluir el bautismo. Un padrino muy presente que lo acompañaría
siempre en el camino de crecimiento en la fe, enseñando las primeras oraciones
a todos los Roncalli.
Mamá y papá
Así se refería el Papa a
cada uno de ellos:
-
Dice
en “Diario del alma” de Juan Bautista Roncalli: «¡Qué agradable resulta el
recuerdo de su fidelidad a sus deberes religiosos a su misa todas las mañanas,
al vivo interés que tenía por todas las cosas de la Iglesia, a su espíritu de
honradez escrupulosa, a cierta formas graciosas de devoción a María Inmaculada
y a Jesús Niño, que alegraban su vida y servía de edificación a sus hijos y
sobrinos»
-
Y
así de Mariana, su mamá, a quien perdió siendo aún niño: «¡Qué conciencia, qué
fe, que amor justo y santo de sus seres queridos, qué espíritu de piedad, de
generosidad, qué serenidad de ánimo en todo y qué prontitud para dirigir todo hacia
el Señor! Ah, hay que conmoverse realmente. Y ¡qué corazón, qué corazón tenía
la pobrecilla, para todos!»
-
Y
el Padrino, su tío Javier fue un hombre piadoso que permaneció célibe muriendo
a los 88 años, con gran cultura religiosa.
Sin dudas toda esta experiencia de hijo querido en una
familia muy numerosa y querida en todo el pueblo fue el humus para que la
semilla diera el mayor de los frutos: un Pastor para la Iglesia
Reflexión:
Recordemos con
memoria agradecida a todos aquellos y aquellas que nos acompañaron a
encontrarnos con el Señor a lo largo de la vida
hagamos una oración de acción de gracias.
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