(Gentileza del
Seminario Catequístico Arquidiocesano Juan XXIII)
Roncalli sacerdote
Mientras estudiaba Derecho Canónico lo nombran
secretario del nuevo obispo de Bérgamo, Radini Tedeschi, quien asumió a la
muerte del anterior pastor, muy querido por Ángel Roncalli. Un tiempo de gran
aprendizaje para él.
Otra experiencia enorme y de gran aprendizaje.
Una faceta importante en la vida de Ángel es su
actividad docente como profesor de historia de la Iglesia. Lo hacía con gran
entusiasmo y dedicación, y más tarde
deja las clases de historia y pasa a ser profesor de patrología y apologética.
Roncalli va empleando también gran parte de su tiempo a las distintas tareas
pastorales en la diócesis y comienza a ser reconocido por muchos de modo que le
solicitan conferencias y aportes a las distintas tareas de la diócesis como lo
fue el Boletín diocesano.
La figura de San Carlos Borromeo fue especialmente
investigada por Ángel Roncalli y fue para él un modelo de obispo. Su participación en el Sínodo Diocesano de
Bérgamo también fue muy importante para su crecimiento como referente de la
actividad pastoral.
Cuanto más avanza en edad y más acumula
responsabilidades en el ejercicio del ministerio, más se agranda su certeza en
la necesidad de confiar en la misericordia del Señor.
La guerra lo sorprendería con su designación como
capellán militar. Un tiempo duro pero acepta por obediencia y desarrolla con
gran sentido de la caridad. Incluso acompañando a soldados enfermos de
tuberculosis. Un nuevo desafío en su vida que él asume con total confianza en
Dios: «Aunque el cargo sea grave, el
peligro de contraer la enfermedad serio y las limitaciones que tendré que
imponerme no pocas… hágase la voluntad de Dios. Ofreceré como ofrezco de buen
grado, mi vida en sacrificio al Señor en esta obra de caridad: en expiación de
mis pecados y de mis negligencias, por el bien de la Iglesia y de mis hermanos…
Si dentro de algún tiempo oyera decir que he enfermado y muerto de
tuberculosis, no crea que he hecho un acto heroico… Si realmente llegara a
morir así ¿qué muerte podría ser más envidiable que la mía!».
Reflexión:
Pidamos al
Señor que nos permita renovar nuestra fe y nuestra confianza en su misericordia
y providencia para vivir con serenidad las dificultades de la vida.
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